Hace 101 años, el 30 de diciembre de 1923, Valencia C.F. jugó un partido amistoso con Sparta Praga, el club del que provenía su entrenador Antonín Fivébr. El resultado fue a favor del visitante por 1-5. En un segundo encuentro, el 1 de enero de 1925, el Valencia ganó por 2-1, lo que podría indicar que el equipo praguense tuvo aquí una gran celebración de la Nochevieja. Una vez de vuelta, el directivo del fútbol checoslovaco Josef Šikl escribió una carta al club valenciano en la que destacó su «voluntad de querer llegar». Es precisamente esta frase la que el Valencia C.F. rescató como lema de su centenario, en 2019.
La impronta extranjera dejada por Antonín Fivébr en la historia deportiva del Valencia C.F., del Levante U.D. y del Elche C.F. en calidad de director técnico de los tres clubes, es una también una muestra de nuestro europeísmo.
Tras doce años en España como un entrenador errante, Fivébr fue uno de los padres del fútbol profesional en la tierra valenciana, además de un gran valedor de la cultura física. Terminó su carrera preparando a equipos de Praga, Košice y Trnava, por lo que valencianos, checos y eslovacos compartimos escuela en este deporte.
El texto que sigue forma parte de la exposición que el Instituto 9 de Mayo preparó, con el apoyo del Ayuntamiento de Valencia y la participación de las embajadas de Chequia y Eslovaquia, para conmemorar el 100º aniversario de la llegada de Fivébr a Valencia, en 1923, y el 50º aniversario de su muerte, que tuvo lugar en 1973, a dos décadas de la separación amistosa de Checoslovaquia.
Los inicios de Fivébr
Antonín (también llamado aquí Antón o Antonio) Fivébr (a veces erróneamente escrito como Fivber, Fibver o Fiver) nace el 22 de noviembre de 1888 en Praga, entonces capital del Reino de Bohemia como parte del Imperio Austrohúngaro. Hijo de carnicero, estudia para paisajista y llega a inscribirse como obrero, pero dedicaría su vida al fútbol.
A los 16 años se convierte en jugador de uno de los diez clubes que había en ese momento en la capital checa, Staroměstský SK Olympia. En 1908, es fichado por el Athletic Club Sparta Praha para la posición de mediocentro, lo que no fue bien recibido entre la afición de su primer club. Permanece con el Sparta hasta 1920, a excepción de los años de la Primera Guerra Mundial, cuando se le asocia con el SK Český lev Plzeň por cuestiones prácticas. En los tres equipos coincidió con su amigo Václav Pilát, autor del «callejón checo» (una forma de pase inverso a través de la defensa contraria).
Algunas fuentes extranjeras sitúan a Fivébr en una foto de baja calidad vistiendo uniforme militar, pero no hay datos sobre su situación durante el conflicto bélico.
En su primera etapa con el Sparta, el equipo gana la Copa de la Caridad de 1909 y un campeonato de 1912, disputado entre 16 equipos. En su segunda, gana el título de Bohemia Central, pudiendo jugar y ganar el campeonato nacional de 1919.
En verano de 1919 forma parte del equipo que representa a Checoslovaquia, proclamada el año anterior como república independiente, en los Juegos Inter-Aliados que se celebraron en el Estadio Pershing de París. Se trataba de un evento multideportivo en el que participaron más de 1.500 atletas de 18 países, atribuyendo a su organización –además del significado político– la voluntad de facilitar la vuelta a la vida pacífica del personal movilizado durante la guerra. La final de fútbol fue entre la anfitriona Francia y Checoslovaquia, resultando ganador el equipo de Fivébr.
No sabemos si movido por el deseo de realizar estudios artísticos o jugar al fútbol, pero lo cierto es que, mudándose en 1920 a Italia, Fivébr hace ambas cosas: acude a clases de dibujo y ejerce de jugador y entrenador del equipo lombardo Brescia Calcio. En 1923, tras el ascenso del fascismo, ficha con el Valencia F.C.
De su primer año con el equipo merengue se conservan dibujos que hizo de los jugadores valencianos, como el aquí reproducido que él dedicó a Montes (Arturo Montesinos).
Fivébr y el Valencia
Antonín Fivébr llegó España a mediados de 1923, para instalarse en la capital del Turia como el primer entrenador profesional del Valencia C.F., que acababa de vencer su primer campeonato regional, organizado por la Federación Levantina de Clubs de Foot-ball de la que un año más tarde se escindiría la Federación Valenciana.
Su compromiso con el club puede dividirse en tres etapas: competiciones territoriales (1923-1927), el arranque de la liga nacional española (1929-1931) y su temporada final (1934-1935). Con todo, es uno de los entrenadores que encabeza las estadísticas de la centenaria historia del Valencia por tiempo de permanencia con el club y partidos dirigidos. Como apuntaría El Mercantil Valenciano, hay que reconocer su contribución al crecimiento de la institución merengue y su pronto prestigio nacional e internacional.
En negociaciones con él al menos desde febrero de 1923, como se anunciaba en Las Provincias, Fivébr debutó en el Estadio de Mestalla el 17 junio 1923 (un mes después de la inauguración del campo), con la victoria por tres goles a uno frente al Europa, entonces campeón de Cataluña. A raíz de la llegada de Fivébr, su alma mater Sparta de Praga visitó Valencia para jugar dos amistosos en el Mestalla, celebrados el 30 de diciembre de 1923 y el 1 de enero de 1924, con resultados de 1-5 y 2-1. El siguiente encuentro amistoso con un equipo de Praga, Čechie Karlín, fue en marzo de 1924.
Durante sus primeras cuatro temporadas, consigue con el equipo ganar tres campeonatos regionales, lo que les permitía cada vez participar en el Campeonato de España en el que se jugaba la Copa del Rey. En aquellos años, fue él quién fundó la cantera futbolística y, por otra parte, apoyó la creación de secciones del club para una decena de otros deportes.
En agosto de 1927, el club y su afición organizaron en el Mestalla «un partido homenaje al entrenador Antonio Fivbr [sic]», para despedirle ante su marcha con el Elche F.C. «Un homenaje pobre para lo que ha merecido el excelente trainer, a quien no dedicamos la sacramentales frases de encomio, porque en estas ocasiones los elogios nos huelen a flores de camposanto», apuntó entonces uno de los periodistas. Y, en efecto, no fue un adiós.
Cuando se funda la liga española y al Valencia le corresponde empezar en Segunda División, Fivébr regresa del Real Oviedo (en la misma situación). En la temporada 1929-1930, se situarían a mitad de la tabla, pero ya en la temporada 1930-1931 consiguen la posición campeona, ascendiendo a Primera División. El debut del Valencia en Primera se produjo el 22 de noviembre de 1931, el día del cumpleaños de Fivébr, cuando este ya había pasado a preparar al Levante.
Regresa de nuevo al Valencia para la temporada 1934-1935, tras la cual no renueva.
Varios jugadores de la plantilla de Fivébr, como Rino (Leopoldo Costa) y Eduardo Cubells, llegaron a ser sus discípulos en la dirección del banquillo del Valencia en los años 1940.
Fivébr y el Levante
Hay confusión en las fechas de cuando Fivébr fue entrenador del Levante, constando en varias fuentes que entre 1931 y 1934. Aparentemente, tras conseguir en la temporada 1930-1931 el ascenso a Primera División del Valencia, y gozando en la tierra valenciana del máximo prestigio deportivo y tratamiento de maestro, fue llamado al Campo de la Cruz para ayudar a posicionar el equipo vecino, entonces en Tercera División. Según publicaba la prensa local tras el Campeonato Valenciano de 1931, «la técnica de Fivébr ha logrado componer un buen once de jugadores modestos. Es un triunfo personal del trainer y general de la voluntad de los equipiers al servicio del buen nombre del club». Se destacaba igualmente que el entrenador había cumplido su misión de preparación al equipo, consiguiendo particularmente el «desentumecimiento de su línea de ataque».
Pero lo cierto es que, «procedente del Levante», en enero de 1932 acude a dirigir el primer equipo del Murcia, que se quedó sin entrenador en medio de la disputa de la Segunda División, y es renovado allí para la temporada 1932-1933. Es tras ello cuando, en junio de 1933, a pesar del deseo existente en la capital del Segura de que permanezca con ellos, regresa al Levante y lo prepara durante la Copa Mediterráneo –un torneo del momento entre varios equipos de las provincias de Barcelona, Castellón, Mallorca y Valencia– que ganaron, en julio de ese año, frente al C.E. Júpiter por tres goles a uno.
Su temporada principal con el Levante fue la de 1933-1934. «Fiver [sic] con pocas semanas ha conseguido uniformar el conjunto que con tantos sinsabores buscó el presidente del club. […] La afición levantina está de enhorabuena. Cuentan con un presidente de moral elevada y de probada imparcialidad. Un técnico como Fiver [sic], que por donde quiera que pasa dejó una valiosa semilla», reportaba la prensa. Fivébr fue asimismo «un entrenador pendiente de todas las categorías del club», reforzando también el equipo filial o amateur y convirtiéndolo en toda una selección de los Poblados Marítimos de Valencia por atraer a los jugadores más destacados de los equipos existentes en los núcleos urbanos como Malvarrosa, Grao o Nazaret.
El gran momento con Fivébr a cargo se produjo cuando, durante el transcurso del campeonato regional de 1933, el Levante venció por un gol al Valencia, un partido que fue reproducido en la prensa mediante un dibujo hecho por Tormo.
Creció el número de socios del club y la ilusión entre la afición. Para el escritor y periodista Felip Bens, él forjó la gran plantilla de los éxitos deportivos del Levante de los años 1930, cuando el primer equipo triunfa en la Copa Presidente de la República-Copa de la España Libre de 1937.
Fivébr y el Elche
Fivébr se muda a Elche en agosto de 1927 para dirigir la siguiente temporada de su primer equipo, que un año antes hubo ascendido al Grupo A del campeonato regional e inaugurado un nuevo estadio, el Campo de Altabix. «De sus grandes conocimientos en la técnica futbolística y de su concienzuda labor espera fundamentalmente la afición excelentes resultados», recogía sobre el preparador checoslovaco la Revista semanal Elche en su edición del 25 de septiembre de ese año, presentándole como «antiguo medio centro del Sparta Praga, jugador internacional y entrenador del Valencia F.C. hasta la temporada pasada». Al llegar y observar desde lo alto de un campanario el trazado de verdor que forman los Huertos de Palmeras en medio de la ciudad, Fivébr resulta inspirado y formula la sugerencia por la que sobre el uniforme blanco del club ilicitano se dispuso la característica franja verde gracias a la que desde entonces sus equipos se conocen como «franjiverdes». Es por ello por lo que Fivébr siempre será recordado en Elche, aunque de su estancia en el club durante esa temporada hay que destacar también la victoria en casa frente al Valencia por dos goles a uno, ocasión que fue inmortalizada con la famosa fotografía del entrenador con su plantilla, vistiendo el nuevo uniforme.
Fivébr y otros clubes españoles
A finales de mayo de 1928, nada más terminar la temporada anterior, Fivébr llegó a la capital del Principado de Asturias para hacerse cargo de la dirección técnica del Real Oviedo, fundado dos años antes y que ya había conseguido ser campeón regional. El diario La Voz de Asturias anunciaba su llegada como «mister Fiwer». Su primer partido oficial no fue hasta el 7 de octubre de 1928, en casa, en el Estadio de Teatinos, empatando contra el Sporting de Gijón en el Campeonato Regional de Asturias, consiguiendo a su término proclamarse campeón por segundo año consecutivo. No obstante, el equipo de Fivébr no pudo hacerse con la plaza que se disputaba en unas eliminatorias para la recién creada Primera División: ganó una eliminatoria contra el Iberia Sport Club de Zaragoza, pero perdió la siguiente –que se disputaba en el Estadio de Mestalla, en enero de 1929– contra el Real Betis Balompié. Estableciéndose el equipo ovetense en división de plata, su inicio en la liga española de la temporada siguiente fue ya sin Fivébr, quien regresó al Valencia C.F. (que se encontraba en la misma situación)
Unos años más tarde, nuestro entrenador prestó un gran servicio al Murcia F.C., entonces campeón regional. Fivébr llegó a principios de enero de 1932, para sustituir a su entrenador anterior que había dimitido tras la segunda jornada de liga en la Segunda División. Debutó en la quinta jornada de esa temporada con una victoria frente al Sevilla y, nada más recuperarse de una enfermedad que le hizo perderse las jornadas 15 y 16, dirigió el conjunto en el emblemático partido contra el Athletic Club de Madrid en su propio campo La Condomina, al que asistió el Presidente de la República Española Niceto Alcalá-Zamora, saldándose con la victoria murciana por cuatro goles a cero. La temporada 1931-1932 terminó con el Murcia a mitad de su tabla en la liga y con una derrota en 1/16 de la Copa del Presidente de la República. Fivébr fue renovado para la temporada siguiente 1932-1933, consiguiendo el tercer puesto del equipo en Segunda División y llegar a 1/4 de la Copa, un éxito tras el que rechaza una nueva renovación para volver con el Levante (entonces en Tercera). En el libro Historia del Real Murcia: II República y Guerra Civil se recuerda que fueron temporadas correctas con una «estupenda labor de Fivébr en el banquillo». Tanto es así que, en aquel momento, el periodista murciano Nicolás Ortega dijo sobre Fivébr –alabado allí por su trabajo con la cantera, su manera de entrenar y sus conocimientos en cuanto a la recuperación de jugadores lesionados– que «más que un entrenador, era un padre para los jugadores».
Fivébr y el deporte español
Como ya hemos tratado, Antonín Fivébr fue un técnico profesional contratado por tres clubes valencianos –el Valencia, el Levante y el Elche–, así como otros dos clubes en puntas diferentes de España, el Real Oviedo y el Real Murcia. Más que solo eso, es recordado en cada sitio como un gran valedor del fútbol como práctica deportiva en particular y de la cultura física en general, especialmente entre los y las jóvenes, a quienes se entregaba en su tiempo libre de entrenar al primer equipo de cada club, que es por lo que se le pagaba. Se trata de una sensibilidad personal de Fivébr que podría asociarse a la por él conocida influencia del movimiento «Sokol» (que significa «halcón», por simbolizar la libertad y el coraje) creado en Praga en la segunda mitad del siglo XIX y que popularizó una determinada práctica de gimnasia como ejercicio físico y espiritual, curtiendo allí –junto al movimiento scout– a su generación que luego le tocó vivir la guerra europea…
El historiador y profesor en la UCV Josep Bosch resume esta faceta del técnico checoslovaco como que «se involucraba en la dinámica de los clubes que entrenaba y su trabajo iba más allá de lo que ocurría en el terreno de juego». En primer lugar, al llegar al Valencia, promovió la primera escuela de fútbol base para la formación temprana de los futuros futbolistas, dividiéndoles por niveles y edades para que aprendan los conceptos del juego, el dominio de la técnica y la táctica. «Su gran legado fue el trabajo de cantera, el fútbol juvenil y las categorías de formación que permitirían la llegada al club de jóvenes promesas que, con el tiempo, se convirtieron en realidades».
Por otra parte, el periodista y profesor de secundaria José Ricardo March destaca que Fivébr, además de sentar en los años 1920 las bases del Valencia del futuro al crear los equipos infantiles –como también de sentar las bases del Levante de los grandes éxitos de los años 1930–, se preocupó de la promoción de la cultura física entre la población valenciana, por ejemplo, «organizando las populares Olimpiadas juveniles». Además, «fue delegado del club en la sección de natación e intentó introducir en España, infructuosamente, la modalidad de pelota checa, “especialmente destinada para las mujeres”, tal y como publicó la prensa».
Incluso cuando Fivébr se marchó ya de España, al aceptar un contrato en la URSS (1935), las fuentes en lengua rusa pasaron a recoger entre el relato de sus antecedentes españoles que en la provincia de Asturias organizó unos eventos multideportivos descritos como «un análogo de las espartaquiadas soviéticas».
En cuanto al fútbol, un ejemplo de cómo actuaba Fivébr en las cuatro ciudades en las que fue entrenador lo cuentan el periodista Enrique Baeza y el coleccionador murcianista Pedro García. Nada más llegar a Murcia (enero de 1932), mediante anuncios en prensa citó a jóvenes entre 15 y 18 años para pruebas y siguió con entrenamientos a promesas locales y regionales, de lo que participaron más de 100 jugadores de clubes de localidades como Molina de Segura, Abarán o Cabezo de Torres. Por otro lado, terminada la temporada, Fivébr se despidió de esa tierra dirigiendo en el mes de junio a los más de 400 jóvenes que participaron en la Copa Murcia, una competición amateur regional que ese año quisieron apoyar actuando como árbitros varios de sus pupilos estrella. Es por ello por lo que el mayor recuerdo del paso del preparador checoslovaco por el Real Murcia es que, «al margen de sus obligaciones» como entrenador del primer equipo, fue «un enamorado de la cantera y el primer entrenador que se puso a trabajar a fondo con las promesas de la Región de Murcia». Reconocen que «dedicó su tiempo libre a trabajar con jóvenes talentos» y que «su política deportiva fue aplaudida por los periodistas murcianos, que con anterioridad habían censurado que el Murcia no tuviera siquiera un equipo reserva».
La celebración de partidos amistosos es un ejemplo más de cómo se fomentaba el fútbol. La prensa se hizo eco de uno de ellos, entre un equipo mixto de jugadores de la ciudad de Valencia y el equipo de Burjassot. La autoridad de Fivébr le valió la confianza de la afición para pitar el encuentro, sobre lo que ha quedado publicado que «hizo un buen arbitraje y fue obsequiado con un par de pollos».
La etapa final de Fivébr
Fivébr, gracias a su experiencia internacional y su creatividad personal, fue innovador en métodos y técnicas. Además, de su experiencia en los distintos puntos de España, acumuló conocimientos únicos de trabajo con los recursos humanos, selección y promoción de jóvenes talentos.
En verano de 1935, Fivébr no renueva con el Valencia y regresa a Praga. El motivo de no haber continuado puede deberse no solo a una mala temporada, sino también a la situación política y económica de España, además de querer volver a su país natal después de 15 años fuera.
Una vez en Praga, su figura llama la atención en el Este y, a finales de 1935, el Comité de cultura física y deporte de la Unión Soviética le invita a trabajar como entrenador estatal. En principio, no se trataba de que se hiciera cargo de un único club, sino de que fuera consultor de distintos equipos, escuelas deportivas y programas de preparación de entrenadores. De hecho, la característica de su trabajo en la URSS es que supuso mucha movilidad entre ciudades y repúblicas soviéticas.
Ya en la URSS (según algunas fuentes no llega hasta la primavera de 1936), durante unos meses resulta especialmente involucrado con la preparación del Spartak de Moscú, donde hasta hoy en día guardan recuerdo del checo como su primer entrenador extranjero (ya que no tendrían otro así hasta los años 2000). De hecho, durante su estancia allí se celebra el primer partido de fútbol sobre la Plaza Roja, protagonizado por el Spartak. Pero lo cierto es que al mismo tiempo ayuda a preparar otros equipos como el Dinamo o el Torpedo de Moscú. A finales de 1936, Fivébr acude a Leningrado (hoy San Petersburgo) y durante unos meses organiza entrenamientos para el Dinamo local y otros jugadores de la ciudad. En 1937 se mueve por la Ucrania soviética, etapa de la que se recoge que fue entrenador-consultor de los equipos Stal Zaporizhya y Stal Dniprodzerzhynsk. Antes de volver a Checoslovaquia, a mediados de 1938, su último cometido registrado fue preparar un nuevo equipo moscovita, el Stalinets.
Las fuentes en lengua rusa refieren, como curiosidad, que el escritor Lev Kassil se inspiró en Fivébr para el personaje del entrenador en su novela El portero de la república.
De vuelta en Praga, es contratado como entrenador de uno de los equipos de la ciudad, SK Victoria Žižkov, que jugaba en la primera división del país. Su vuelta coincidió con la política expansionista y agresora de Hitler sobre la región. La soberanía de Checoslovaquia no fue restablecida hasta el término de la Segunda Guerra Mundial, en 1945. En este nuevo período, Fivébr reaparece como entrenador del ŠK Jednota Košice, en la parte oriental de Eslovaquia. Con este equipo juega un par de temporadas de la primera división checoslovaca, jubilándose más tarde. Algunas fuentes apuntan a que también fue entrenador de otro equipo eslovaco, el TŠS Trnava.
En 1955, a los 67 años de edad, fue distinguido por el gobierno de su país con el título oficial de Maestro del deporte. En 1958, para un partido, asumió la posición de entrenador de la selección checoslovaca.
La nota enciclopédica en Biografický slovník českých zemí recoge que Fivébr estuvo casado con Blažena Janatková.
Falleció en Praga, el 26 de febrero de 1973.
Autoría del texto: Andreu Yakubuv, i9M